El terror

Relatos, leyendas, fábulas y cuentos. Mounstros de cielo y tierra, criaturas de agua y fuego. Fantasmas, horrores sin nombre. Un sin fin de recursos nunca vistos que sortean la barrera de la razón en un sin sentido absurdo que desde antaño ha aterrorizado a todo niño. El temor a la oscuridad, a las fuerzas del mal, lo sobrenatural, abominaciones, el más allá. Aprendemos a crecer venciendo cada uno de estos ridículos miedos que, desde ya, nunca nos iban a lastimar.
Mientras tanto, nuestros cuerpos crecen, la pubertad vaticina una desgracia. Se hacen adolscentes, luego adultos, fortaleciendo poco a poco lo externo, desarrollando el físico mientras en silencio afloran los sueños y deseos. ¡Ay, cuánta vulnerabilidad!
Disfrutamos caminos compartidos con terceros, alimentamos nuestros sueños, satisfacemos nuestra estima y ego al compás de los primeros amores. Escalamos en frenético éxtasis hasta quedar exhaustos. ¡Qué sentimiento más maravilloso el amor!
Pero todo culmina, por lo que si la bella historia aún no terminó, inevitablemente sabemos que lo hará.  Y es allí cuando notamos que hay miedos que nadie nos enseña, y que los seres que realmente te dañarán hasta lo más profundo de tu esencia pueden tener los rostros más bellos, las voces más suaves, y engañar de las maneras más crueles. Y es así como un día dejaste la puerta de tu desnuda alma abierta de par en par y al despertar encuentras que la pesadilla siempre estuvo aquí, que los mounstros no existen y que el miedo se llama traición de amor.

No hay comentarios: