La Memoria de la Luna

Luna, ancestral guardiana de mil sollozos,
Presta nuevo oído a esta penosa alma
Que en todas sus noches ha hallado consuelo
Mecida en tus maternales rayos,

Dialogando con su profundo silencio
Con tu nostálgica y fría voz,
Mientras callas al adverso mundo
Con tu baño de plata y paz.

Reconoce tu rostro de inmemorial sabiduría
En el fiel reflejo del vasto océano,
Que angustiosamente el paso del tiempo
Con sin fin de lágrimas ha sabido llenar.

Y es que hasta el viento con tanto vigor
Titira rugiendo tras la ciega ventana
Sin malicia aparente, más si honestidad
Recordandome a gritos mi gris soledad.

Y es la noche con su eterna negrura
Que inexorablemente mi pena despierta
Poniendo ante mi en bandeja de plata
Los restos del muy anhelado y preciado amor.

Y has sido tu, ojalá me perdones,
Quien en medio de esa uniforme negrura
Has iluminado con este mismo baño
El melancólico recuerdo de un tiempo anterior.

Tras estas palabras tu rostro mengúa
Mostrando iracunda tu filoso cuerno
Al creer al oír mis tímidas palabras
Equívocamente un injusto acusar.

Buscando tus ojos tras una inoportuna nube
Explico sereno aquellas palabras,
Agradeciendo a tu luz gozar de la dicha
De aún hoy en día el amor recordar.